martes, 30 de agosto de 2011

El Aborto. ¿Crueldad o Segunda oportunidad?


Cada vez que alguien aborda un debate acerca del aborto, automáticamente se pueden venir a la mente uno de dos pensamientos:
El primero, la opción defensora de la vida del bebé. Que argumenta que la falta de responsabilidad durante el acto sexual implica una consecuencia de responsabilidad mayor; la cría del niño.
Y la segunda opción, partidaria de la libertad sexual, sin que esta suponga una responsabilidad añadida que, en muchos casos, no puede ser económicamente asumida.
En raíz a estos dos difícilmente cuestionables planteamientos, parte esta reflexión:

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En mi opinión, la vida es una lotería; la mayor que pueda existir. Nadie puede elegir dónde nacer, cómo, con qué facilidades, el color de su piel, de sus ojos, su carácter, sexo, orientación, ni su suerte…

Entonces, si todos estamos de acuerdo en ello, ¿por qué cuestionamos tanto un aborto, que, a fin de cuentas, se trata de una vida más dentro de esa enorme lotería? Fácil, porque es la única de las cientos de opciones vitales que las personas sí podemos elegir. Y digo ELEGIR, porque la propia palabra debería designar la LIBERTAD que ella conlleva.

¿Por qué forzar a una pobre madre que por algún problema durante el acto –rotura de condón, por ejemplo-, no ha podido evitar un embarazo no deseado? Y más aún si tomamos en cuenta que pueda tratarse de una menor.

Puedo entender que los llamados por sí mismos –aunque me ría del apodo- “Defensores de la vida” hablen de crueldad o asesinato cuando hacen referencia al aborto… pero, ¿acaso no es más comprensible entender que la verdadera CRUELDAD es castigar a una adolescente a ser madre cuándo está completamente incapacitada para ello? Lo verdaderamente cruel es dejar nacer a un niño que no va a poder estar educado por una mujer desarrollada, con motivación, dinero y tiempo para ello.

Permitir esta aberración, supone condenar a una persona a renunciar a su LIBRE DECISIÓN de ser o no madre. Supone también perder una estudiante y posible futura mujer activa y productiva en nuestro mundo. Y no contentos con ello, también supone dar la espalda a algo que tanto trabajo ha costado a la humanidad, llamado avance científico. Me pregunto por qué. ¿De verdad creéis que salvando una vida no vais a condenar otra mucho más desarrollada y que acarreará mucho más sufrimiento?        Me parece absolutamente cínico y egoísta… al menos en este concreto caso, claro que, podemos hablar de excepciones:

El hecho de que la ciencia permita las ventajas que suponen los abortos, no quiere decir que estos deban ser interpretados como un “juguete nuevo”…

Una pareja que decida no usar ningún tipo de precaución sexual con la excusa de la existencia del aborto, sabiendo que nos dará una bonita segunda oportunidad, es tan egoísta e irresponsable como quien decide traer hijos al mundo como su fueran conejos… Pero esta opción es tan criticada como poco corriente, sinceramente, todo el mundo sabe que un aborto no es plato de buen gusto. Y que llevar un niño en el vientre siempre crea una especial unión dura de quebrantar, por muy segura que esté una chica de no querer tener el niño.

Por tanto, tomamos la opción aborto-juguete como un caso aparte y poco convencional. Y partiendo de las dos visiones más comunes, me resulta muchísimo más ética y digna del siglo XXI la que considera el aborto como una opción de suma importancia. Tanto para el niño, como para la madre y el padre, aunque este último esté más olvidado en este tema.

Ese padre, en mi opinión, debería ser tomado tan en cuenta como la madre. Bien es cierto que ella carga con el dolor físico, pero el dolor psicológico es un peso cargado por ambas partes. ¿O es que acaso en el futuro ese padre va a ser menos responsable de su hijo que la madre por el hecho de que fue ella quien lo parió? Naturalmente que no.

La decisión del aborto es, por tanto, un tema debatible en el cual entran ideales políticos, éticos, personales, económicos y de todo tipo. Por todo ello, no es algo fácil de aceptar. Pero lo que siempre debe quedar claro y ser muy respetado es la LIBERTAD DE DECISIÓN de la pareja y nunca privarles de ella, que para algo es un derecho universal. Y, en mi opinión, sin importar la edad, la religión ni la presión económico-social de la posible madre… tener en cuenta no solo sus posibilidades, sino también sus deseos. Pues al final, a pesar de todo, lo único que un niño necesita realmente es amor. 

Alvalpaper.


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lunes, 29 de agosto de 2011

La Iglesia y su Papa. ¿Benedicto o Beneficio?


En primer lugar, quiero dejar claro mi respeto por todo aquel que se haya sentido cómodo y agradecido por la visita de Benedicto, al igual que por todos los creyentes que no lo estén. Esto es solo una opinión tan respetable como cualquier otra, cuyo fin es aclarar mi crítica a la religión, en ningún caso servir de ofensa. Partiendo de esto, te dejo mi opinión:
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Cordial ha sido la visita de su alteza el Papa ‘Beneficio XVI’, representación del reino de Dios en la tierra. Un reino cuyo presunto hijo fue un sencillo hombre, vestido de harapos y amante de la libertad, que murió por la humanidad, cuyo nombre era Jesús.
Sin embargo, esa descripción de Reino parece haber sido confundida y malinterpretada por la llamada Iglesia Católica, quien acompasada de sus fieles -y muchos de ellos inocentes- seguidores, ha transformado esa sencilla lección de valores humanos en una fábrica fácil de dinero y poderío. De la madera, al oro; del burro, al Mercedes-Benz, y del portal de Belén, a la adinerada Ciudad del Vaticano. Así de notoria es la diferencia entre la antigua fe y la que es actualmente impulsada por la Iglesia.
Yo personalmente, como antiguo creyente y actual ateo, no me tengo de una duda que ronda siempre mi cabeza… ¿En serio los practicantes saben de religión pensando que alabando a un hombre de blanco van a ser beatificados?
Por favor vamos a ser francos… La religión que era y la que hoy en día nos quieren inculcar que es. ¡NO TIENEN NADA QUE VER!
Cualquier humano de mente puesta en el siglo XXI, ya sea creyente o no, debe dar por supuesto que la religión nació como un modo de dar explicación a fenómenos que por aquellos primeros siglos no tenían ninguna explicación, como hoy puede ocurrir con la vida y la muerte y que seguramente en el futuro serán respondidos. Partiendo de eso y de que nuestra ciencia ha conseguido enormes avances, ¿cómo se puede seguir sosteniendo una vieja teoría tan vulgar como que si cometes pecados existirá un Dios que te castigará para el resto de tu vida -y lo que es más patético- ¡después de tu muerte!?
¿Cómo algunos humanos son tan racionales para no creer en fantasmas y hadas, y en cambio sí en Dioses castigadores que juzgarán su vida futura y en un líder del reino de Dios en la Tierra -el Papa-? La respuesta es muy simple:
El poder de la publicidad. Esta última de nuevo se mete en nuestro camino sin darnos cuenta. ¿Cómo y por qué? Fácil.
¿Cuál es el tipo de asociación típico que hace uso de la publicidad para su beneficio? … La empresa. En efecto, la Iglesia Católica no es más que una gran empresa. Y como tal, se vale de cuatro grandes pilares; la propaganda , el dinero, el poder y los accionistas. Pasaré a explicar rápidamente cada uno;
Una buena propaganda puede ser entre otras, la actual y mundialmente divulgada JMJ. Meses y meses de carteles con el lema de “Acogida” y el atrayente dibujito de la corona papal con la crucecita han logrado lo que en estos cinco días se ha visto reflejado por las calles de Madrid; un enorme número de interesados en el negocio por convencimiento -o lavado de cerbero- de la empresa de su Santo Padre, el Papa Beneficio. En esos peregrinos está la figura del accionista, que con su dinero contribuye a aumentar el poder y por tanto el enorme monopolio de seguidores con el que cuenta nuestra famosa empresa católica.
Hace unos años visité con mi familia la Ciudad Santa, o Ciudad del Vaticano, por ello sé de lo que hablo cuando afirmo que con 14 años, y tan solo 4 años después de que tomara mi primera comunión, el día en que pisé aquel impresionante sitio, inocente de mí pensé: No es lo que siempre había creído. ¿Dónde están la mula y el buey? … A pesar de ello, me alivié cuando me pareció verlos por ahí, en una de sus miles de salas, esculpidos en oro
Pero la Iglesia ha sido muy criticada durante las últimas décadas especialmente por lo que, bajo mi opinión, es su peor defecto, la intolerancia. La falta de aceptación que muestran hacia ciertos colectivos e ideales que, como referente de vida que supone a nivel mundial me parece un importante punto en contra de ellos mismos, quiero decir, ¿y la cantidad de seguidores más que ganarían si aceptasen cosas tan imprescindibles como el preservativo o ciertos abortos? … ¿Y a colectivos como los homosexuales, transexuales, lesbianas, bisexuales, etc? Por no hablar del polémico machismo que genera el hecho de que solo los hombres puedan llegar a ser altos cargos dentro de su propia institución, en la cual ponen a la figura de la mujer como una virgen preñada de la nada, sin derecho a mantener sus propias relaciones, o por el otro lado, como una prostituta que es apedreada por un grupo masculino.
Machismo, poder, homofobia, intolerancia… no me extraña que esta gran empresa esté tan encasillada dentro de la sociedad. Ni que sea capaz de crear un marco de críticas tan amplio como inofensivo, puesto que siempre que haya personas inocentes que necesiten de su fe para vivir, esta institución seguirá viva hasta que se demuestre lo contrario.
Por todo ello, ¡Ole por las monjas, por Cáritas, por los jóvenes de la JMJ -conocí varias personas con un corazón enorme que acamparon cerca de mi casa-, por las pequeñas capillas de barrio e incluso por el Papa! No les culpo a ninguno de ellos de formar parte de la empresa, no son más que accionistas ilusionados, que enfrascados en una estilo de vida buscan gente como ellos con quien compartir la felicidad -algunos, por lo menos-. Como el que compra en una empresa de marca.
Pero eso sí, TODOS vivimos en una época moderna, sabemos por qué suceden las cosas, y suponemos quienes van a salir más beneficiados de ellas. Si buscas que te acepten como seguidor de un líder de una institución legendaria, respeta tú a aquellos que opinan que para vivir no hace falta más que amor por los vivos, y no por los muertos ni los Dioses. Amor de cualquier tipo, sexo, edad y género. Amor por deseo, o amor de verdad… aunque necesites de un plástico para evitar condenarte por ello.
Vivir supone riesgos que a veces ni tú puedes controlar, y sino, pídele a los padres de un niño violado por un cura que “inviertan” en su empresa. Todo en esta vida es cuestionable, y por supuesto, también la fé. Aunque si yo volviese a ser creyente tendría bastante presente una cosa, ninguna institución por poderosa que sea lograría arrancar uno de mis ideales básicos, el cual también, según recuerdo, era un valor de Jesús -que no de la Iglesia-; La libertad”.
Algún día se logrará cumplir, porque creo más en las personas que en las empresas. Hasta entonces…
God save the human.
Alvalpaper.


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domingo, 28 de agosto de 2011

¡Inútil! ¡Gilipollas! ¡Maricón! ¡Gorda! ¡Rara! No vales una mierda... "El Acoso verbal"


-Quién nunca en su vida se haya atemorizado por alguna pesada crítica, es que dudosamente es humano…
-Quién nunca se haya achacado culpas inexistentes por su físico, carácter y personalidad… tampoco.
-Y quién nunca se haya atrevido a aceptar que todos somos tan frágiles como para sentirlas demasiado a menudo, entonces es al único a quien permito no reflexionar con este post:
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Derriban cuando menos te lo esperas y, la mayor parte de las veces cuando menos te lo mereces… somos tan masoquistas de sufrir cuando las recibimos y de crearlas nosotros mismos cuando más felices somos. Es cierto, sentimos un amor-odio por el insulto fácil… le odiamos pero lo usamos, probando que una vez más, se convierte en una coraza al mayor miedo del hombre; Él Mismo.
Tengo una opinión muy clara y confío en que bastante franca en relación alacoso. Sencillamente es lo que más aborrezco en el mundo, por el simple hecho de que lo que expresan sus insultos son cánones de inferioridad que nada tienen que ver con la realidad. Suponen la mejor manera de romper el imprescindible sentimiento de la felicidad humana a través de la bajada de autoestima… y por tanto, me parece completamente injusto y despreciable.
¿Qué derecho tiene una maldita persona –descripción, que no insulto- a ridiculizar, desprestigiar, juzgar, PEGAR e incluso ACABAR con la felicidad de otro ser tan humano como él? Y si el resto nos quedamos parados viendo como la vida pasa y este acoso se apodera de ella… ¿qué va a ser de todos nosotros? ¿a qué pretendemos aspirar… ¿abogados?, ¿médicos?, ¿historiadores?, ¿profesores? … ¿PADRES? … cuándo ni siquiera somos personas? ¿Alguien me explica qué valores vamos a transmitir a nuestras próximas generaciones?… Pues mirad, a no ser que con suerte un niñato cuyos padres también lo fueron no derrumba la autoestima de nuestro hijo a base de insultos, ese hijo nuestro seguramente crecerá en un entorno marcado por lo que la sociedad le recrimine en lugar de por sus miles de virtudes… Y nosotros como educadores, tendremos que echar la vista atrás para descubrir que la culpa de esta atrocidad es nuestra… y conformarnos con que un día, nuestro hijo llegue a casa con un ojo ensangrentado, diciendo; -Papá, me quiero morir.
Y como ese niño, cualquier adulto. El acoso, verbal en este caso, puede llegar a límites insospechados. ¡Pues yo no pienso dejar que ocurra! Por mi parte, solo puedo pedir que tengamos una cosa; ¡CABEZA! Para darnos cuenta de que cada ofensa que lancemos por envidia, rencor, falta de personalidad o ira, joderá un poquito más nuestra… ya muy jodida… humanidad.
A pesar de todo, es demasiado pedir que una simple opinión sea capaz de cambiar un vengativo universo, en el que podría anunciarse en noticia de portada la cifra ‘99’ seguida de tantos ceros como acosadores verbales pueda haber en dicho mundo. Y los llamo ACOSADORES con cada una de sus letras, porque muchas veces cualquier crítica puede parecer mucho menos hiriente y dolorosa de lo que realmente es.
Hay miles de casos con los que todos nos hemos sentido identificados, algunos incluso, por repetírnoslos constantemente a nosotros mismos… ¡BASTA! No se os ocurra caer en el juego de a ver quien es más gilipollas… si el que insulta o el que se lo cree. Un consejo debe quedar bien claro… por muy degradado que esté el mundo, nunca puedes dejar que el mundo te degrade a ti.
Hay algo dentro del insulto que va más allá del mismo y que es, aun si cabe, más importante: Las repercusiones. Estas son duras, a veces han resultado mortales. Es tristísimo pensar que solo en esos casos hacemos uso de lo que algunos llaman ‘LEY’…
Ley de protección al menor, ley de protección a la mujer, ley de los derechos humanos… Ley, ley, ley. Iluso el que crea que con esas tres letras se alivia el dolor que se causa…
Pues yo, personalmente, opto por ser más listo que aquellos que intentan inferiorizarme, Y es que al final, curiosamente, la vida pone todo en su lugar… y resulta que, opuestamente, ellos son y serán siempre los auténticos IMBÉCILES, por no ver que una humillación crea mucho dolor, pero también mucha fuerza. ¡Y menos mal! Porque sin el prestigio de la etapa adolescente se puede vivir, pero sin LA FUERZA que aporta el apoyo de personas que de verdad te conocen y te quieren -incluyéndote a ti mismo-… lo siento acosadores, pero es imposible.
No solo es acosador el que te daña, en la mayoría de los casos, somos nosotros mismos quienes más complejo nos creamos. ¡Recuérdalo!, el peor error es convertirte en tu propio acosador, distorsionar tu realidad. Cuando conviertes tu forma de entender la vida en tu mejor arma, es cuando el complejo y la crítica pasan a un segundo plano.
Tú eres el único afortunado que no necesitas del acoso para ser feliz, y los que sí… bueno… irremediablemente caerán tan bajo como ellos mismos pretendieran derribarte a ti.
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“Si este post en concreto no se quedase solo en un bonito consejo, habremos hecho posible uno de los primeros derechos universales; la dignidad personal. Siempre hay tiempo para volver a quererse.”
Alvalpaper.


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viernes, 26 de agosto de 2011

Somos todos iguales... ¡Para qué! ¡Qué coñazo!



Desde pequeños, en el colegio, nos han enseñado siempre a todos una frase: “Todos somos iguales” Y hemos hecho de ella una coraza que usamos de protección cuando nos encontramos ante una situación que consideramos de “desigualdad” …
¿Pero acaso alguien se la ha creído alguna vez? ¿Nos hemos vuelto locos…? NO somos iguales.
Nunca lo hemos sido ni nunca lo seremos… Y ¡menos mal!
A pesar de tener todos claro que no es así, seguimos protegiéndonos bajo la maldita frase de las pelotas… Somos iguales. Vamos a dejarnos de tonterías… la igualdad no es lo que nos han querido transmitir que es.
A mí me ha pasado… a TODOS nos ha pasado que nos hemos frustrado y desmotivado por ser distintos a la gente que nos rodea… a nuestros amigos, e incluso a seres que clasificamos como nuestros ídolos. Defendiéndonos con la frase… “Todos somos iguales… Sí, ya, todos menos yo.”…. pues EXACTO.
Aquí viene la confusión de términos.. relacionamos “Diferente” con “raro” y “malo” cuando… ¡No es así! Hemos hecho que lo sea. Lo cual no es lo mismo. Y ¿por qué lo hacemos? Si a todos nos joroba la vida pensar en lo poco comunes que parecemos, por qué no intentamos ser como los demás… ¿Nadie se ha dado cuenta de por qué es imposible conseguirlo? Porque el ser humano es el único animal con la necesidad de distinguirse del resto de la manada. y digoNECESIDAD, no CAPACIDAD, porque es algo innato que nace con nosotros, no que decidamos.
Hay quien decide, y hay quien es… Yo soy delgado, lo SOY. Y yo soy estudiante, lo DECIDÍ. Y ante lo segundo puede haber variaciones, pero nunca ante lo primero. De esta frase creo que deberían partir los profesores y padres al enseñar a sus niños, y no con la sencilla frase de “Todos somos iguales”. No. Todos somos distintos en parte porque lo decidimos, y en parte porque así nacemos. Y de esa diferencia nace la igualdad de la que hablan.
Cuando una persona es muy diferente, cuando su personalidad no le permite ajustarse a lo común, es cuando nace la envidia, el odio, el insulto, el desprecio… Es algo que critico con todas mis fuerzas porque es algo que yo mismo he hecho alguna vez, todos hemos juzgado por las apariencias y a nadie nos gusta hacerlo. Más de una vez me he equivocado con los prejuicios, y muchas más se han equivocado juzgándome a mí, y a mis amigos, y a todo.
Pero en realidad no solo somos diferentes porque nazcamos o decidamos serlo, sino porque nos gusta… y ¡qué coño!, ¡nos divierte! Sería horrible que todos pensemos, vistamos y seamos iguales. Siendo así, no existiría la emoción al conocer a un alma gemela, o a una persona a la que amas. Ni admirarías, porque no habría nadie a quien admirar.
Por todo ello, yo sé que soy distinto, ¡y no soy el único! También mis amigos tienen algo diferente que a vista de los demás es un defecto, y a la mía se convierte en lo más interesante por descubrir de ellos. Soy especial, soy raro en el buen sentido… quizá el que más de mi entorno, porque soy el único que admite serlo. De modo que la normalidad se convierte al final en lo menos normal.
Así que me siento orgulloso de decir lo siguiente:
Soy Álvaro, tengo el pelo moreno, los ojos verdosos, mido 171 centímetros y peso nada más que 55 kilos, no tengo un cuerpazo y me arrancaría la naríz. Pero adoro mi físico, mi vida, mi gente querida y mi personalidad, que aunque no siempre reluzca al máximo, sé que es mi mejor arma en la vida.
Y sí, puedes llamarme diferente.
Alvalpaper.


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