lunes, 19 de septiembre de 2011

¿Tú y quién más?



Tienes 400 amigos en tuenti, 500 en facebook y cientos -sino miles- de followers. Llevas toda la vida planeando como divertirte en sociedad. Tienes miles de fotos, varias con cada una de las personas que llenan tu vida.  Día a día te rodeas de cientos de personas… en el instituto, en la calle, a través de redes sociales… vives demasiado ocupado para dejar un solo momento en el que darte cuenta de que, de todos ellos, solo hay uno que es segurísimo de verdad, y solo hay uno que se engaña al creer en cada uno de los 500 usuarios: Tú mismo.

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La amistad es algo curiosamente indefinible. Es un error utilizarla con el sustantivo “siempre”, pero tampoco es justo definirla como “prescindible”. De modo, que se podría decir que es algo necesario, pero pasajero. Aunque realmente qué es lo pasajero… ¿la amistad, o los amigos?

Ante esta cuestión puede haber polémica… para mí, "amigos" son muchos, soy inocente, y puedo llegar a llamar “amigo” a mucha gente que sé que en un tiempo límite va a desaparecer. Lo sé pero aun así los considero, ¿por qué? Porque de aquí parte la necesidad de la palabra amistad; un pequeño grupo de personas encargadas de ser tu incondicional apoyo. De este modo, tener amigos es algo divertido, positivo, y en resumen, confortable. Pero la amistad no se basa en eso… la amistad propiamente dicha, es algo difícil… dura de mantener, y no siempre trae consigo placer. Por eso pocos la conservan… y de ahí nace la diferencia entre los amigos (temporales) y esos prácticamente innombrables que perdurarán siempre. ¿Es entonces imposible tener mucha amistad? Recalcando el término “mucha”, naturalmente que sí. Y quien hoy por hoy defienda lo contrario, se dará cuenta de su error.

¿Estoy con esto defendiendo la centralidad en solo dos amigos, por miedo a perder el resto? En absoluto. Cuántas más personas se conozca, en el buen y el mal sentido, más maduro y fuerte se volverá uno. Pero esto es muchas veces, sobretodo hoy en día con la enorme difusión de las redes sociales, malinterpretado. Cuentas con el apoyo y la confianza de cientos de personas, compartes tu vida con todas ellas, saben de tí más de lo que deberían, y en un momento clave te decepcionan.

Si yo te lanzo esta pregunta, y tú eres honesto, ¿qué me contestas? :
-“¿Cuántos amigos tienes?”

¿Alguna vez te lo has planteado? No lo hagas. Es una pregunta prácticamente retórica, JAMÁS vas a encontrar respuesta. Y cuándo creas que la tienes, la replantearás un largo tiempo después y muchos de esos nombres, o bien desaparecerán, o serán modificados. De hecho, unas veces saldrán más… otras veces menos… unas veces querrás levantar más dedos… y otras desearás cortar algunos que han enfermado… A pesar de todo, también existirá uno o un par de nombres que guardará tu corazón durante mucho tiempo… (recuerdo que “siempre” es una palabra trampa).

Habiendo reflexionado acerca de todo esto, estando a favor o en contra… en mejor o peor momento… nerviosos o calmados... y pensando o no durante todo el post en algunos nombres en concreto… ¿qué es lo que debemos hacer? O mejor planteado… ¿qué es lo que queremos hacer? ¿Nos conformamos con la facilidad de agregar colegas en una red social?

“Amigos”… siempre me han enseñado que seguir el camino difícil a veces trae consigo pequeñas cosas que perder hasta llegar a la meta… pero que cuando lo consigues, la fuerza y la sabiduría que ganas es incomparable a los absurdos logros del camino fácil. Yo tengo una cosa clara, mis verdaderos amigos… esos que no sé de qué manera llamar, los que han sido, los que son y los que serán, ahora mismo son menos de 4. Y puede que también sean solo temporales a pesar de lo mucho que hoy daría por ellos… pero también hay que dejar hueco a los que estén por venir… no dejaré de buscar, puesto que la vida no deja de ser una ruleta de oportunidades, con sus virtudes y sus equivocaciones

 Pero solo disponemos de una vida, y de un único corazón. Y cuándo el corazón decide a quienes querer con él, da igual lo que venga… Habrá merecido la pena experimentarlo y sentirlo y aquí si que digo que SIEMPRE.

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Aprovecho para dar mi más sincero agradecimiento a esos pocos que saben -y sé que son- insustituiblemente: mis amigos.

“One friend, one treasure”

Alvalpaper.


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sábado, 10 de septiembre de 2011

Aspiración es decisión, decisión es libertad.

La vida. Esa gran desconocida... llena de senderos, de indecisiones, de alegrías, de decepciones... un soñador podría decir que llena de magia. Magia definida a raíz de unos imprescindibles parámetros: Las aspiraciones. Pero... ¿y esas aspiraciones... de dónde nacen? ¿De nosotros? ...

Cuándo somos pequeños nos crían, nos sorprenden, vivimos protegidos y van naciendo sueños por cumplir. Personalmente definiría el momento de la madurez, como aquel en que esos sueños dejan de ser una utopía, para convertirse en aspiraciones, retos realizables, objetivos... metas...
El paso se da cuando en lugar de soñar con llegar a ser alguien, te encuentras en el camino para llegar a serlo, tú solo. 

Cuando somos jóvenes tenemos una especial tendencia a la admiración por otras personas, cercanas o del mundo del espectáculo, idealizamos caracteres y formas de vida que desearíamos hacer nuestros y vamos marcando el sentido en el que nos gustaría que nuestra vida estuviese orientada. Los límites de estos caminos son los que llamamos aspiraciones. Pero, afortunada o desgraciadamente, todo sendero tiene sus obstáculos, y uno de los más temidos es el de la presión. Relacionamos automáticamente este nombre con una sensación agobiante y desafortunada, pero digo que también puede no serlo, puesto que muchas veces no lo es:

Defino desde mi opinión;

Una aspiración desafortunada es la que te pueda crear un enemigo, o un “falso amigo”, esta suele recordar un bache que te impide llegar a ser lo que deseas.
-No merece la pena que te esfuerces, solo lo consigue gente de buen ver. Este tipo de crítica no es más que una lección mal dada, y por lo tanto, mal aprendida si se toma en cuenta. Puesto que es mayor obstáculo el que crea la propia frase, desmotivando al esfuerzo, que el que pretende recalcar.

Siendo uno fiel a sí mismo, a sus posibilidades y a sus sueños, nunca debe dejarse llevar por consejos desafortunados. Es seguro y evidente que el esfuerzo crea frutos, y que sin trabajo nadie consigue ninguna quimera. Y también es cierto que, cuando llega el fracaso, mejor es darse uno mismo el palo y aprender de él, que no intentarlo y no aprender nada.

Esta última, es una aspiración afortunada. Un consejo por bueno que sea, nunca va a asegurar el éxito. Puedes aspirar a un deseo muy difícil, y no lograrlo aun siendo fiel a ti, pero solo intentándolo ya has formado parte de él. De lo contrario lo mirarás desde la lejanía el resto de tu vida. ¿Merece entonces la pena arriesgarse a aquello que consideras tu sueño? Yo confío en que . Pero ¡ay! siempre queda la cara B de la moneda… y es que muchas veces, nuestras aspiraciones las confundimos con las que nos pretenden meter en la cabeza, como conciso ejemplo; nuestros padres.

Desde que nacemos, nuestros padres comienzan a labrar nuestro futuro a su antojo. Y llega un momento en el que necesitamos ser dueños de nuestras decisiones, pero seguimos siendo inocentes para confiar en ellas, de modo que damos por bueno lo que ellos desean para nosotros, y lo acatamos a veces sin ilusión… por poner un ejemplo absolutamente identificable; la elección de nuestra carrera o profesión. Yo quiero y aspiro a ser un buen periodista, no un publicista como le hubiese gustado ser a mi padre, ni un ingeniero como mi abuelo hubiera deseado…

A mi entender y confío que al de todos, cuando unos padres aconsejan lo hacen desde la visión de la felicidad futura de sus hijos. Pero no se dan cuenta de que, muchas veces, la felicidad futura viene antes marcada por la felicidad presente. Y esta solo puede lograrse de una forma; aspirando a lo que uno de verdad quiere, no a lo que sus padres querrían. Y no solo en el futuro profesional, sino también en la imposición de temas con los que podemos no estar de acuerdo; como unas creencias religiosas, una ideología política, una vestimenta o un tipo de pareja amorosa determinada.

Sencillas imposiciones no deseadas son las que al final crean la ruptura de nuestro futuro. Por ello es importante concienciarnos, no solo como padres, sino también como personas, que una vida feliz no va a ser nunca una vida manipulada. Puesto que esa, tan difícil de conseguir a veces, felicidad, no es mas que el resultado que una persona ha conseguido al transformar un sueño en una aspiración, y, una vez conseguido y sin dejar de ser fiel a sus deseos, se siente orgulloso de ello.


De modo, que aspira siempre a lo que más ansíes, para poder llegar algún día a ser esa persona por la que siempre luchaste.

Alvalpaper.



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lunes, 5 de septiembre de 2011

Pequeños "monstruos" musicales. ¿Persona o personaje?

Comienzan del modo más sano posible, actuando con graciosos papeles en series infantiles. Algunos gustan al público, este pide más protagonismo al pequeño genio, y al llegar a este punto clave, es cuando se desata la peor desgracia para dicho crío: el interés empresarial en maximizar a puntos ilimitados sus posibilidades, ya sean musicales, teatrales o incluso -penosa y aberrantemente- físicas.

Es así como, empresas de imagen, publicidad y "sponsors" hacen de estas pequeñas promesas, niños anuncio... cara propaganda con la que jugar suciamente ante un inocente público infantil, dando lugar a un fanatismo propio de seguidores enloquecidos, entre los cuales, algunos se hacen llamar apodos relacionados con el "estilo creado por su ídolo".

Pero ante esto, me gustaría dejar clara una cosa: ¿Os habéis parado a pensar en que esa "superestrella" no es más que una imagen creada por una empresa? ¿Que el verdadero talento se oculta entre ropa extravagante y coreografías excitantes? Y si es así, ¿por qué entonces seguimos alabando el estilo, físico o modo de actuar de esa persona sabiendo que su realidad despertaría tan poca admiración como tú o como yo? ¿Sabemos entonces diferenciar entre "persona" y "personaje"? ...

La persona real se llama Stefani Joanne, el personaje es la mismísima Lady Gaga. ¿Pero la admiramos a ella? ¿Alguien habla del talento de esa tal Stefani? No. Lo que matizan es ese ídolo comercial creado a raíz de un talento real. No es problema del artista, sino de sus patrocinadores ¿Qué tenemos que decir al respecto? ...

Sin desviarnos del tema, hablábamos en concreto de los niños, las verdaderas víctimas comerciales. Yo creo que es tan fácil como un simple lavado de cerebro: Los sponsors o patrocinadores crean un personaje del pequeño artista que bien se adapte a la moda del momento entre una gran parte del público adolescente, sabiendo de antemano, que este es el más manipulable de la audiencia. Una vez creado el personaje, llega la parte mas fácil; introducirle en todas las plataformas de comunicación por medio de un pegadizo "single", creando una sobredosis de éxito anticipado de modo que la imagen que llegará al público del mismo, será la de un crío con un talento sobrenatural e impropio de su edad, que captará la admiración juvenil en un chasquido. Así, esa admiración por el personaje pasa a ser personal y, cuánto menos, equivocada.

Es un proceso mucho más sencillo de lo que parece ser, simplemente han hecho falta tres cosas: Imagen, publicidad y adolescentes. Pero, desgraciadamente, los empresarios no ven límites cuando se trata de dinero fácil… y a partir de aquí, es cuando meten en juego la salud mental de sus estrellas.

Yo me pregunto siempre una cosa… es indudable que para todos resulta atractivo el estilo marcado por las actuaciones de un determinado artista, pero, ¿y para él? ¿Es ese artista consciente de que su vida está siendo manipulada por un grupo de comerciales a su antojo? Pues bien, este caso, cuando se da en menores, supone situarse en medio de un evidente caso de acoso a la privacidad.

En efecto, acabamos de llegar al trapo del asunto, al por qué de acusaciones a las vidas de personajes como Amy Winehouse, Macaulay Culkin, Justin Bieber o Lindsay Lohan. Resultados de unos jóvenes talentos que, atrapados por el prestigio social, fueron convertidos en pequeños monstruos musicales, cineastas y sociales con los que quisieron jugar polémicamente en mitad de un escenario.

Y sí, es verdad que muchos ya no son niños… pero en sus principios fue cuando eran artistas, y en sus últimos días será cuando se conviertan en la oscura sombra de una adolescencia descontrolada y una niñez arrebatada. Si bien es verdad que muchos saben que su personalidad se ha quedado estancada en los deseos de un diseñador, tampoco pueden quejarse, pues ya son mayorcitos para decir ¡basta!. Claro que lo pienso y les entiendo:

¿Acaso hay alguien que desee un futuro desprestigiado, cuando ya le han arrebatado todo su pasado?

Alvalpaper.

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