En primer lugar, quiero dejar claro mi respeto por todo aquel que se haya sentido cómodo y agradecido por la visita de Benedicto, al igual que por todos los creyentes que no lo estén. Esto es solo una opinión tan respetable como cualquier otra, cuyo fin es aclarar mi crítica a la religión, en ningún caso servir de ofensa. Partiendo de esto, te dejo mi opinión:
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Cordial ha sido la visita de su alteza el Papa ‘Beneficio XVI’, representación del reino de Dios en la tierra. Un reino cuyo presunto hijo fue un sencillo hombre, vestido de harapos y amante de la libertad, que murió por la humanidad, cuyo nombre era Jesús.
Sin embargo, esa descripción de “Reino” parece haber sido confundida y malinterpretada por la llamada Iglesia Católica, quien acompasada de sus fieles -y muchos de ellos inocentes- seguidores, ha transformado esa sencilla lección de valores humanos en una fábrica fácil de dinero y poderío. De la madera, al oro; del burro, al Mercedes-Benz, y del portal de Belén, a la adinerada Ciudad del Vaticano. Así de notoria es la diferencia entre la antigua fe y la que es actualmente impulsada por la Iglesia.
Yo personalmente, como antiguo creyente y actual ateo, no me tengo de una duda que ronda siempre mi cabeza… ¿En serio los practicantes saben de religión pensando que alabando a un hombre de blanco van a ser beatificados?
Por favor vamos a ser francos… La religión que era y la que hoy en día nos quieren inculcar que es. ¡NO TIENEN NADA QUE VER!
Cualquier humano de mente puesta en el siglo XXI, ya sea creyente o no, debe dar por supuesto que la religión nació como un modo de dar explicación a fenómenos que por aquellos primeros siglos no tenían ninguna explicación, como hoy puede ocurrir con la vida y la muerte y que seguramente en el futuro serán respondidos. Partiendo de eso y de que nuestra ciencia ha conseguido enormes avances, ¿cómo se puede seguir sosteniendo una vieja teoría tan vulgar como que si cometes pecados existirá un Dios que te castigará para el resto de tu vida -y lo que es más patético- ¡después de tu muerte!?
¿Cómo algunos humanos son tan racionales para no creer en fantasmas y hadas, y en cambio sí en Dioses castigadores que juzgarán su vida futura y en un líder del reino de Dios en la Tierra -el Papa-? La respuesta es muy simple:
El poder de la publicidad. Esta última de nuevo se mete en nuestro camino sin darnos cuenta. ¿Cómo y por qué? Fácil.
¿Cuál es el tipo de asociación típico que hace uso de la publicidad para su beneficio? … La empresa. En efecto, la Iglesia Católica no es más que una gran empresa. Y como tal, se vale de cuatro grandes pilares; la propaganda , el dinero, el poder y los accionistas. Pasaré a explicar rápidamente cada uno;
Una buena propaganda puede ser entre otras, la actual y mundialmente divulgada JMJ. Meses y meses de carteles con el lema de “Acogida” y el atrayente dibujito de la corona papal con la crucecita han logrado lo que en estos cinco días se ha visto reflejado por las calles de Madrid; un enorme número de interesados en el negocio por convencimiento -o lavado de cerbero- de la empresa de su Santo Padre, el Papa ‘Beneficio’. En esos peregrinos está la figura del accionista, que con su dinero contribuye a aumentar el poder y por tanto el enorme monopolio de seguidores con el que cuenta nuestra famosa empresa católica.
Hace unos años visité con mi familia la Ciudad Santa, o Ciudad del Vaticano, por ello sé de lo que hablo cuando afirmo que con 14 años, y tan solo 4 años después de que tomara mi primera comunión, el día en que pisé aquel impresionante sitio, inocente de mí pensé: No es lo que siempre había creído. ¿Dónde están la mula y el buey? … A pesar de ello, me alivié cuando me pareció verlos por ahí, en una de sus miles de salas, esculpidos en oro
Pero la Iglesia ha sido muy criticada durante las últimas décadas especialmente por lo que, bajo mi opinión, es su peor defecto, la intolerancia. La falta de aceptación que muestran hacia ciertos colectivos e ideales que, como referente de vida que supone a nivel mundial me parece un importante punto en contra de ellos mismos, quiero decir, ¿y la cantidad de seguidores más que ganarían si aceptasen cosas tan imprescindibles como el preservativo o ciertos abortos? … ¿Y a colectivos como los homosexuales, transexuales, lesbianas, bisexuales, etc? Por no hablar del polémico machismo que genera el hecho de que solo los hombres puedan llegar a ser altos cargos dentro de su propia institución, en la cual ponen a la figura de la mujer como una virgen preñada de la nada, sin derecho a mantener sus propias relaciones, o por el otro lado, como una prostituta que es apedreada por un grupo masculino.
Machismo, poder, homofobia, intolerancia… no me extraña que esta gran empresa esté tan encasillada dentro de la sociedad. Ni que sea capaz de crear un marco de críticas tan amplio como inofensivo, puesto que siempre que haya personas inocentes que necesiten de su fe para vivir, esta institución seguirá viva hasta que se demuestre lo contrario.
Por todo ello, ¡Ole por las monjas, por Cáritas, por los jóvenes de la JMJ -conocí varias personas con un corazón enorme que acamparon cerca de mi casa-, por las pequeñas capillas de barrio e incluso por el Papa! No les culpo a ninguno de ellos de formar parte de la empresa, no son más que accionistas ilusionados, que enfrascados en una estilo de vida buscan gente como ellos con quien compartir la felicidad -algunos, por lo menos-. Como el que compra en una empresa de marca.
Pero eso sí, TODOS vivimos en una época moderna, sabemos por qué suceden las cosas, y suponemos quienes van a salir más beneficiados de ellas. Si buscas que te acepten como seguidor de un líder de una institución legendaria, respeta tú a aquellos que opinan que para vivir no hace falta más que amor por los vivos, y no por los muertos ni los Dioses. Amor de cualquier tipo, sexo, edad y género. Amor por deseo, o amor de verdad… aunque necesites de un plástico para evitar condenarte por ello.
Vivir supone riesgos que a veces ni tú puedes controlar, y sino, pídele a los padres de un niño violado por un cura que “inviertan” en su empresa. Todo en esta vida es cuestionable, y por supuesto, también la fé. Aunque si yo volviese a ser creyente tendría bastante presente una cosa, ninguna institución por poderosa que sea lograría arrancar uno de mis ideales básicos, el cual también, según recuerdo, era un valor de Jesús -que no de la Iglesia-; “La libertad”.
Algún día se logrará cumplir, porque creo más en las personas que en las empresas. Hasta entonces…
God save the human.
Alvalpaper.
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