No se trata de de mi número
favorito ni de los años que tengo, a la primera la respuesta es cuatro y a la
segunda, dieciocho. Cincuenta y cuatro son los kilos que peso desde hace unos
años y que no tienen pinta de cambiar durante los próximos.
Aparentemente es un buen peso. ¡Cuántas
personas lo desearían! La sociedad tiene muy jodidamente marcados los cánones
de peso y estatura ideales para cada edad y sexo, dando por hecho que
sobrepasar los 70 kilos es ir entrando en la gordura. Por este motivo las
personas siguen rigurosas dietas de adelgazamiento, sufren vaivenes de
autoestima, depresiones... convierten el espejo y la báscula en sus peores
enemigos. Cabe entonces pensar que esos cincuenta y cuatro envidiables kilos
son idóneos para todo amante de la figura diez. Pero siento decir que estáis
todos engañados.
Una vez más intentando crear
conciencia de delgadez, la publicidad nos ha vuelto a engañar. Nadie es perfecto,
y no solo la gente gorda lo pasa mal. ¿Alguien se acuerda de los delgados? Y matizo…
¡los muy delgados!... yo soy uno de ellos, y os puedo asegurar que la delgadez
poca gente la toma en serio, pudiendo llegar a ser un problema tan grave como
pesar lo que nadie sabe… ¡qué injusto que se propaguen cientos de dietas para
adelgazar y cero para engordar! Si se trata de una cuestión de salud, ¿por qué
no se atienden a ambos extremos? Os voy a decir por qué, porque nuestra salud a
la publicidad le importa lo que viene siendo una absoluta mierda. No miran cuántos
problemas de peso pueden reducir, sino a cuántos se pueden meter en el
bolsillo con sus productos. ¿Qué estamos haciendo entonces? ¿Ceder ante el
chantaje emocional de los medios?
Por ser más ancha que la modelo
del Pull and Bear no vas a tener menos oportunidad de lucir su ropa, ni por ser
más estrecho que el tío que tienen en portada vas a parecer un esqueleto. Hay
unos límites por encima y por debajo de los cuales nuestra salud corre peligro,
pero sin sobrepasarlos, tenemos que admitir que no todo el mundo tenemos la
misma constitución y no por ello somos inferiores.
Gente de talla y peso modélico
hay poca, gente normal, con nuestros más y nuestros menos, somos el resto del
mundo. ¿Y qué? ¿Voy a esforzarme por que la báscula me diga lo que quiero ver…?
yo personalmente estoy sano y me veo bien, así que no, ni lo voy a intentar. El
número cincuenta y cuatro es bajo, pero es el mío. Si en algún momento aumento
de masa muscular y engordo, bienvenido sea, pero crearme un complejo que
beneficie a las empresas antes que a mí, ¡eso ni de coña!
Luce tu estilo como
se merece. Los kilos físicos quedan en segundo lugar cuando lo que más pesa es
la personalidad.
Alvalpaper.
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