Como cada año, la alfombra roja del cine español se expande para dar de
nuevo la bienvenida a las grandes promesas cinematográficas, así como
homenajear a las personalidades y proyecciones más reconocidas del año. Largos
trajes, pasarela, reconocidos actores y actrices, personalidades, discursos y
emociones fueron sin duda las grandes protagonistas de la noche. Y es que, si
existe en España una verdadera fiesta en honor al arte audiovisual, esa es la Gala de los Goya, que fue ayer
emitida por la cadena nacional: TVE y RTVE en directo.
La anual tragicomedia, en la que unos ríen y otros lloran, pasa de la
gran pantalla a la realidad en esta gala en la que los directores de la
Academia galardonan según diversos criterios los reconocimientos más logrados
del cine español. Las disputas más polémicas se rifaron principalmente entre
los largometrajes “Lo Imposible”, “Blancanieves”, “El artista y la modelo” y
“Grupo 7”. A pesar de ello, 2012 ha
sido el año de la bella y la malvada bruja, un cuento de siempre contado como
nunca, en versión flamenca, muda y monocroma; que recibió 10 estatuillas, un
número, en mi opinión, muy descompensado en relación con “Lo Imposible”, que se
llevó 5. Hecho que tampoco me preocupa demasiado, dado que si de prestigio se
trata, “Lo Imposible” ha cosechado suficiente ¡y más!, en comparación con
“Blancanieves”.
La indignación por los temas sociales no dejaron desapercibidos a nadie
este año, donde desde discursos con doble sentido hasta ataques directos al
gobierno, pasando por la sutil ironía y las alusiones a los recortes, la noche
se mantuvo cargada de tensión política que abrió la expectación de las
respuestas de los aludidos a la mañana siguiente, con poca respuesta por su
parte. Aprovechar un evento de ámbito nacional y con las repercusiones que
tiene el país, como puede ser sin duda la gala de los Goya, me parece un punto
acertado para dar la puntillita que los “peces gordos” necesitan para
reaccionar. Hay quienes opinan que no es el lugar ni el momento idóneo para
hacerlo… yo me mantengo muy detractor de esta idea, si todos compartimos una indignación
y un ideal común de libertad y cooperación, cualquier momento y cualquier lugar
es bueno. Y si tiene el ámbito de influencia de esta gala, mejor.
A pesar de todo ello, la gala de
los Goya lleva ya varios años intentando subsanar la pesadez de los discursos a
través de la intervención espontánea de monólogos y recreaciones humorísticas,
algo que verdaderamente se agradece teniendo en cuenta el
espectáculo-glamouroso que se pretende conseguir. A pesar de ello, parece que
año tras año esta gala sigue siendo perseguida por el peso de la crítica, ¡y
con mucha razón! No se puede pretender transmitir una imagen de elegancia y
respeto con verdaderas meteduras de pata como la de la encargada de pronunciar
el ganador del “Goya al mejor sonido”: Adriana Ugarte, quien indicó el nombre
del candidato equivocado y seguidamente, tras intentar enmendar el error, hizo
uso de la expresión “Lo hice aposta, ¿os ha gustado?”… No, señorita Ugarte, a
la que no le va a gustar verse en la historia de las cagadas de la televisión
durante décadas, es a usted.
Reflexionando acerca del por qué de esta batalla de críticas a la gala
del cine español, solo llego a una única conclusión… Los Goya no son Los Óscar…
y las comparaciones no tienen cabida. Si queremos una gala propia y elegante,
¡hagámoslo! pero esa obsesión por intentar ganar audiencia a toda costa
introduciendo un espectáculo musical –un tanto bochornoso y mal entonado- o un
humor que, en ocasiones afortunado y en otras no, difiere del sentido que la
gala de los Goya pretende reflejar: un show de profesionalidad y seriedad; esa
intención contradice en cierto modo la estructura que caracteriza a la gala. O
hacemos espectáculo, o hacemos una gala glamourosa, pero creo que intentar
aunar ambas contando con la colaboración de tres únicos humoristas y la
participación espontánea de los propios candidatos, sí, puede resultar
entretenido para el público, pero no podemos pedir a cambio una maravillosa y
aduladora columna por parte de los expertos, ni una comparación con la gala de
los Óscar.
En conclusión… somos españoles,
también sabemos hacer un buen cine, y lo hemos demostrado. Contamos con
auténticos profesionales. Si podemos hacer una gala entretenida y con el humor
y el desparpajo que caracteriza a las gentes de nuestro país, ¡me parecerá una
idea estupenda! pero sin pretender que el lujo y el glam alternen con ello,
porque son dos mundos que, muy a mi pesar, nunca tendrán una relación “de cine".
Álvaro Valadés.
Increíble, como siempre. Sin duda un futuro gran periodista :)
ResponderEliminarSólo le veo una puntilla, tanto en tu artículo como en otros que he leído: la crítica a Adriana Ugarte. No es que yo sea fan suya, pero me parece exagerada la reacción que se ha tenido con su pequeño gran error. Teniendo en cuenta que la ceremonia es EN DIRECTO, ese tipo de errores, ensayados o no, tienen cabida en el espectáculo. ¿Que no son de buen gusto? Pues como todos los errores.
En cuanto a lo que dijo, desde el primer momento pidió perdón, y dijo esa fatídica frase para quitarle algo de hierro al asunto.
No creo que haya que juzgarla el resto de su vida por este error, que bastante mal se estará sintiendo ella solita.
Muchas gracias Laura por tu comentario :) me gusta que no solo hayas comentado sino también opiando. ¡Es la clave de esto! Un beso ;)
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