Nadie puede contradecir que los
niveles emocionales del subconsciente son altamente importantes. Gracias a
ellos juzgamos, aprendemos, nos entretenemos… pero yo los consideraría un arma
de doble filo, pues no juegan siempre a nuestro favor.
Sintonizamos un canal televisivo
basándonos en lo que nos dicta ese ya citado subconsciente emocional. Los
colores, el nivel de ruido, la música e incluso la iluminación de lo que la
pantalla nos está reflectando entran por nuestras retinas y llegan hasta
nuestro cerebro, que es el que se encarga de que soltemos el mando o sigamos
practicando zapping. Ahora es cuándo, si esto es así, no puedo concebir que
haya tantos cerebros interesados en el color, el ruido o la iluminación de un
progama como “Sálvame” que sean incapaces de ir más allá de estos aspectos del
subconsciente ni entren a juzgar qué tipo de basura televisiva están tragandose.
Conflictos, desamores, gente que insulta a otra por dinero… ¿hasta dónde vamos
a dejar que llegue nuestra paciencia emocional? ¿Merece la pena el morbo?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
En mi opinión, en España estamos
viviendo una especie de crisis de
inteligencia, a la que catalogo con este nombre tan concreto sin
esperar ninguna represalia por parte de ofendidos, puesto que opino que por muy
seguidores que podamos ser de una televisión rosa, determinada por la maldad de
entretenernos en base a lo que moralmente pensamos de otros; nadie puede en el
fondo negar que, de una manera u otra, ese periodismo nos está degradando. Y lo
hace tanto a nivel de espectador,
que en lugar de recibir información que nos ayude a acercarnos más al mundo, lo
que nos hace es ser partícipes de cotilleos innecesarios; como a nivel moral, ya que atentan contra valores
tan imprescindibles como la honestidad, la claridad de la información, la
decencia, la tolerancia y la privacidad.
Y si bien esto es así, y la mayor
parte de nosotros es consciente de ello, ¿cómo se explican los récords de
audiencia masivos de la llamada telebasura? Quizá la respuesta sea
tan simple como darle la vuelta a este último concepto, y, trágicamente,
descubrir que estamos llamando telebasura a lo que no debería serlo, puesto que
resulta claramente irónico catalogar de “basura” al tipo de televisión más
demandada por todo el país. Manteniéndome personalmente detractor de darle
audiencia a este formato de indecente morbo y famoseo, creo firmemente que la
audiencia se ha vuelto totalmente cómoda y manipulable cuando no debería ser así.
La gran plataforma de Telecinco nos
pone cuatro horas diarias de Sálvame, cogemos el mando, y solo se nos ocurre
pasamos a Antena3, en la cual nos
mantienen durante años adictos a una serie que sin darnos cuenta se cuela en
nuestra sesión de dos horas de anuncios publicitarios. Y así nos tienen,
chupando del frasco mientras nos alimentamos del morbo que a cambio nos venden.
Seamos inteligentes. Lo que
queremos ver cada uno es muy diverso. Existen los cinéfilos, seriéfilos e incluso
adictos a los concursos de saberyganar, entre otro tipos de espectadores, que
están dispuestos a ver cualquier otra cosa distinta a la que nos televisan. Y
conseguirlo es tan fácil como no dejarse llevar por las tendencias
audiovisuales de las grandes cadenas ni por los Trending Topics televisivos de Twitter.
El morbo de la pequeña pantalla nos
está destrozando. La pluralidad de la televisión está en nuestras manos.
Álvaro Valadés.